Celular

(+57) 310 5545660 • 321 7581379

Blog

Ruido y sus repercusiones en el ámbito laboral

La pérdida auditiva es una de las enfermedades laborales más comunes, su ocurrencia registra más casos que los problemas de piel y del sistema respiratorio.

Una de las principales características del mundo industrializado es el ruido que producen máquinas, motores en marcha, música en almacenes y el sonido normal generado por la interacción diaria entre las personas, a niveles que pueden llegar a ser realmente perjudiciales. La pérdida auditiva o hipoacusia neurosensorial, es una de las enfermedades laborales más frecuentes.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la hipoacusia es causada por la exposición al ruido a largo plazo, por encima de los 85 decibeles (algo así como el emitido por el paso de un tren). En este caso, muchas de las máquinas usadas en el sector de la construcción, carpintería, textil y metalmecánica, superan ampliamente estos niveles.

De igual forma, quienes transitan las calles de las grandes ciudades están expuestos al ruido emanado por los motores de los carros y buses, así como ocurre con los trabajadores de almacenes de ropa y electrodomésticos en los que es común encontrar equipos de sonido y televisores a volúmenes altos.

El oído es uno de los mecanismos más refinados y sensibles del cuerpo humano, puede dañarse o alterarse con facilidad. De su bienestar depende conservar una de las facultades básicas del ser humano, que lo diferencia de otras especies: la capacidad de comunicarse articuladamente a través del habla y la escucha. Una pérdida auditiva no sólo comporta una lesión física grave y muchas veces irreversible, sino que además representa un grave trastorno psicológico, pues afecta la interacción social.

Tipos de sordera

Es necesario considerar dos tipos de sordera: la crónica, la más común en el entorno laboral y con mayores posibilidades de prevenirse; y la aguda, menos frecuente en ambientes de trabajo pero muchas veces irreversible. Mientras que en el primer caso es viable detectar factores de riesgo y controlarlos, en el segundo se presentan situaciones inesperadas o accidentes (por ejemplo, explosiones), que rompen el tímpano y causan pérdidas irreparables.

El ruido es el contaminante ambiental más frecuente, al punto que un tercio de la población mundial padece algún grado de sordera o pérdida auditiva causada por la exposición a sonidos de alta intensidad. Cualquier persona expuesta de forma repetida, tiene la posibilidad de desarrollar una hipoacusia progresiva al cabo de los años.

En el medio laboral es común la presencia de máquinas, equipos y procedimientos con dispositivos generadores de ruidos que pueden ser causa de diferentes clases de sordera profesional. El daño auditivo se incrementa con el número de años de exposición y se presenta como un traumatismo o enfermedad generada en personas que ejercen ocupaciones en un medio en el que se mantiene de forma prolongada un nivel de ruido superior a 80 dB (decibeles), esta alteración se conoce como Traumatismo Acústico Crónico.

Evolución de la pérdida auditiva de origen laboral

La pérdida auditiva producto de una exposición permanente al ruido se debe diferenciar del trauma acústico. Este último se refiere al daño provocado por un estímulo sonoro que generalmente excede los 140 dB (superior al sonido producido por el despegue de un avión) por un tiempo menor a los 0,2 segundos. Sin embargo, cualquier oído sometido a un sonido de intensidad suficiente llega a fatigarse y sufre una pérdida transitoria del umbral.

Factores de riesgo

Sin los cuidados y las prevenciones del caso, el proceso de desgaste de la función auditiva se hace más previsible, aunque también dependa de factores genéticos. Cuando hay presencia de sonidos fuertes en el escenario laboral, dependiendo del tiempo y la intensidad, es posible identificar los efectos que tienen en otros aparatos y sistemas del organismo, por ejemplo:

  • Sobre el equilibrio: vértigos.
  • Estrechamiento del campo visual y dilatación de pupilas.
  • En el sistema cardiovascular: alteración del ritmo cardíaco y presión arterial, riesgo coronario.
  • Efectos en el aparato digestivo: secreciones anómalas.
  • Aparato respiratorio: aumento de la frecuencia respiratoria.
  • Impactos de índole psicológica: ansiedad, dificultad en la concentración, inseguridad, inquietud, agresividad, reducción en la efectividad de las tareas.
  • Perturbación en las funciones neuroendocrinas.
  • Nerviosismo, insomnio y fatiga

Más allá de sus efectos sobre la salud, el ruido provoca accidentes laborales de las siguientes formas:

  1. Dificultando a las personas escuchar y comprender correctamente las voces y señales.
  2. Ocultando el sonido de un peligro que se aproxima o de las señales de advertencia (por ejemplo, las señales de marcha atrás de los vehículos).
  3. Distrayendo a los trabajadores.
  4. Contribuyendo al estrés, que aumenta la carga cognitiva y la probabilidad de cometer errores.

Prácticas saludables

Las personas deben asegurarse de que la empresa en la que trabajan les provea un ambiente sano y las protecciones necesarias para realizar su labor: como tapaoídos, orejeras, audífonos y elementos especiales de protección. En caso de estar expuestas a emisiones por encima de los 85 decibeles, también es responsabilidad individual velar porque en el campo personal no se atente contra la buena salud de los oídos. Tan nociva resulta una máquina las ocho o nueve horas de la jornada, como exponer los oídos a la música del iPod, con los audífonos conectados por igual lapso de tiempo y con volumen alto.

Es deber de las compañías hacer una medición ambiental general, en la cual se detecten zonas críticas, y si se identifica presencia de ruido cercana o mayor a los 85 decibeles, hacer mediciones en puntos precisos o puestos de trabajo y tomar medidas según las condiciones necesarias. Aunque no exista un ambiente particularmente bullicioso, es recomendable que la medición general se haga por lo menos una vez al año.

Así mismo, es pertinente efectuar capacitaciones al personal para el uso adecuado de los elementos de protección proporcionados de acuerdo con las actividades realizadas y mediante equipos de verificación garantizar que estén cumpliendo su función.

Para evitar la hipoacusia en el trabajo, que no sólo afecta la calidad de vida de los trabajadores sino que incrementa los accidentes laborales, es necesario hacer uso de los avances en ingeniería, tecnología y diseño, que cada vez proveen a la industria de máquinas más silenciosas y de mecanismos de atenuación como pantallas y cabinas; realizar mantenimiento de equipos y herramientas para sonidos muy fuertes; ejecutar los exámenes médicos ocupacionales y usar los elementos de protección personal.

El bienestar del personal y el cuidado de su audición deben ser una prioridad para los empresarios y para quienes laboran en sus instalaciones, elegir los mejores equipos de protección es fundamental para cumplir este objetivo.

Fuente:
http://higieneyseguridadlaboralcvs.files.wordpress.com/2012/04/02-manual...
http://www.safetyworkla.com